17 de febr. 2009

árbol, árbol. un día seré un árbol.
con la maternal complicidad del verano
que las palomas anuncian.
un día abandonaré mis manos
al barro, aún calientes de silencio,
treparé por el cielo.
a los árboles, se les consienten cosas así.
habitaré, entonces, la mirada desnuda,
cansada del cuerpo, ese desierto
reflejado en las aguas,
mientras que la bruma se posa sobre las hojas.
y me moja las manos.
y la luz.






poema: Eugénio de Andrade

traducción caprichosa y libre: marta maduixaaaa