con la maternal complicidad del verano
que las palomas anuncian.
un día abandonaré mis manos
al barro, aún calientes de silencio,
treparé por el cielo.
a los árboles, se les consienten cosas así.
habitaré, entonces, la mirada desnuda,
cansada del cuerpo, ese desierto
reflejado en las aguas,
mientras que la bruma se posa sobre las hojas.
y me moja las manos.
y la luz.
que las palomas anuncian.
un día abandonaré mis manos
al barro, aún calientes de silencio,
treparé por el cielo.
a los árboles, se les consienten cosas así.
habitaré, entonces, la mirada desnuda,
cansada del cuerpo, ese desierto
reflejado en las aguas,
mientras que la bruma se posa sobre las hojas.
y me moja las manos.
y la luz.
poema: Eugénio de Andrade
traducción caprichosa y libre: marta maduixaaaa