23 de des. 2008

Roja.
Como un higo.
Como la sangre que corre por nuestras venas.
Como el vino.
Como los bocados de una fiera.

Roja, nuestra estrella es roja.
Y corona nuestra casa.
No la de chocolate.
No la de otros cuentos.
Sino la que tiene ramas que claman al cielo.
La del extraño y verde abeto.

Y qué suerte... ¡Lo que me han dicho!:
esta estrella es hija de una higuera
y vive en nuestra misma acera.